viernes, 28 de diciembre de 2018

1990s: 90s Pop Tour o de gustos culposos

Por J.C.
Por casualidad mientras buscaba discos en una tienda, descubrí el CD doble con DVD titulado 90s Pop Tour Vol. 2. Lo volteé para examinar los tracks que incluía y me llamó la atención que conocía muchos de ellos, por lo cual decidí comprarlo para ver el DVD.




Ese día en la noche se lo mostré a mi hermano y lo convencí para que lo viéramos juntos. Antes de ponerlo, la verdad es que no sabíamos qué esperar y empezamos a verlo con reservas. Mientras lo veíamos, nos sorprendió darnos cuenta de cuántas canciones nos gustaban, incluso de cantantes que habíamos ignorado en su momento. El DVD incluye a Fey, OV7 (u Onda Vaselina), Caló, The Sacados, MDO, JNS (o Jeans), El Círculo (o Ragazzi), Litzy, Beto Cuevas e Irán Castillo.


Después de ver el concierto con una duración de más de tres horas, investigamos en internet y averiguamos que el volumen 1 también incluía a Aleks Synek y a Erik Rubín, además encontramos que también había otro ensamble similar llamado Únete a la fiesta con Moenia, Kabah, Sentidos Opuestos, Magneto y Mercurio. Me di a la tarea de conseguir ambos CDs (con sus respectivos DVDs cada uno), los cuales, aunque nos gustaron, no nos parecieron tan buenos como el primero que habíamos visto.


Cuando todos estos cantantes coreográfico-vocales estaban de moda en los noventas, mi hermano y yo empezamos a escuchar Radio Activo 98.5, y comenzamos a alejarnos de la música pop en español. A veces es difícil reconocer que nos agradan ciertos tipos de música por los estigmas y prejuicios que existen alrededor de éstos, por lo que los llamamos “gustos culposos.” No obstante, a pesar de todo, me gustó recordar mi adolescencia con algunos de los temas que me agradaban y algunos de los cuales todavía disfruto en secreto.


Con respecto a los prejuicios hacia los gustos musicales, tengo una anécdota muy ilustrativa. Cuando estudiaba el bachillerato, el grupo de compañeros con quienes solía pasar el tiempo sabían que me gustaba el pop en español, pero también sabían que me gustaba la música “rara” entonces conocida como “alternativa.” Una vez, empecé a platicar con una compañera ajena a mi círculo de compañeros regulares y ambos coincidimos en que nos gustaba la música alternativa. Su grupo favorito era Nirvana y el mío, The Offspring


En ocasiones platicábamos de este tipo de música, hasta que un día alguien le dijo que me gustaba el pop en español. Me lo preguntó directamente para confirmarlo, le dije que sí, sonrío con un poco de disgusto, se dio la media vuelta, se fue y nunca me volvió a hablar. Fue una lástima porque no había nadie más con quien platicar de bandas que surgían o se popularizaban en los noventas y noa llamaban la atención a mí y a mi hermano, como Garbage, Green Day, The Smashing Pumpkins, Stone Temple Pilots o 311. Todo por un simple y vano prejuicio. ¿Había algo de malo en que me gustaran los dos tipos de música?


En fin… Quisiera terminar señalando cómo las letras de estas canciones de pop noventeras no son para nada explícitas en comparación con algunas (o la mayoría) de las letras de los últimos años. Todo lo contrario, hasta parecen inocentes si las empatamos con los temas populares actuales de ritmos como el reggaetón, la salsa, la banda o el mismo pop en español.

Les dejo una pequeña lista (en orden alfabético) de temas recomendables de algunos de los cantantes mencionados en este artículo:

Aleks Syntek – Tú necesitas 
Caló – Ponte atento 


El círculo – Sube que baja 
Erik Rubín – Dame amor 


Fey – Ni tú ni nadie 
JNS (Jeans) – Me pongo mis jeans 

 
Kabah – Vive 
Litzy – No te extraño 



Magneto – Tu mejor amigo 
MDO – No puedo olvidarme de ti 

 
Mercurio – Trece años 
Moenia - ¿En qué momento? 


OV7 – Enloquéceme 
Ragazzi – Baila 


Sentidos Opuestos – Amor de papel
The Sacados – Pensando en esa chica


sábado, 8 de diciembre de 2018

1991: Kid Dracula

Para 1991 no había pasado mucho tiempo desde que había iniciado mi contacto con las video consolas: una flamante Family, la cual era de las primeras versiones pirata del Nintendo japonés, o sea la Family Computer o Famicom.

No era la consola más chula, pero sí era muy pirateable.
Cada martes el carnal Julio y yo nos lanzábamos al tianguis con nuestros proveedores oficiales por el juego pirata más reciente, y en una de esas, que me presentan al Kid Dracula, una joya más de la extinta Konami (quiero decir, la Konami chida). 


Por lo menos los cartuchos eran menos monótonos que sus contrapartes NES.

Akumajō Special: Boku Dracula-ku, mejor conocido como Kid Dracula, era el nombre de este juego, que no tuvo lanzamiento en el mercado occidental, de tal manera que se tenía que jugar en el idioma original.


 Kid Dracula es un juego de plataformas, o sea, mi género predilecto, en donde controlas a un vampiro niño de pelo blanco, (Alucard, ¿eres tú?). Al principio no lo sabía, pero este juego es una especie de parodia de los exitosos juegos de la saga de Castlevania para NES. Y se nota en el diseño de los escenarios y los personajes, sobre todo al principio.

¿Es o no un Castlevania?

¡Que sí, que sí!
Recuerdo que este juego me encantó particularmente, pues era un juego con gráficos muy buenos, bastante grandes para su momento. Otro elemento destacable era la posibilidad de utilizar poderes especiales, cosa que para entonces, sólo recuerdo de otro gigante de la época: Megaman.


Recuerdo haber leído por ahí que gran parte de las razones para no lanzar este juego en este continente se debió a la censura. Tal vez haya sido algunos enemigos del KKK del primer escenario, o quizá las bailarinas de Can-Can en las escenas de bonus.

Para poder acabar este juego, que no es precisamente fácil, dependíamos de un sistema de password de cuatro caracteres en alguno de los alfabetos japoneses, lo cual no nos iba a detener y lo resolvimos dibujando los caracteres en un papel.


Akumajō Special: Boku Dracula-ku es un juego con un tono muy chusco, como se ve en las onomatopeyas de cada chanclazo. 

Pero quizá lo que más me atrajo entonces, fue el diseño del personaje principal.
 

 
Tiempo después, a través de revistas de videojuegos, me encontré con que había una versión que sí llegó por acá, pero para el Game Boy, una de las consolas que nunca tuve en mis manos.

Además, el personaje salió constantemente en la serie Parodius, como piloto seleccionable.
 
 

 

 

Como soy muy obsesivo, y cuando el dolar estaba abajo de 15 pesos, por ahí me conseguí un cartucho usado de Akumajō Special: Boku Dracula-kun, para jugarlo en Nintendo con un  adaptador. Como no me funcionó el adaptador, me lancé a una tienda de autoservició a comprar una de esas consolas de 20,000 juegos, que no son más que la evolución número 500 de esa Family pirata con que me inicié en esto, pero qué se le hace; todo sea por el vicio.