Corazón (Cuore: Libro per I Ragazzi, Edmundo de Amicis) es una famosa colección de historias que tuve la fortuna de conocer tal vez por el 87 por una inusual iniciativa de mi jefe, que de pronto llegó con una edición de Fernández Editores (aunque no sé si era una versión abreviada).
Yo creo que sí era abreviada, se ve muy delgado. |
A más de 30 años de la lectura de ese libro, recuerdo sólo algunos nombres de esas historias, como De los Apeninos a los Andes o El pequeño patriota paduano. De los detalles de los relatos recuerdo casi nada, pero en esencia se narran las aventuras de niños y jóvenes italianos que se enfrentan a adversidades derivadas de la guerra y de la pobreza.
El pequeño vigía lombardo, el patriotismo es otro de los temas en Corazón. |
Como los estudios de animación en Japón siempre han sido muy inquietos, en 1981 hicieron una adaptación de este clásico al que nombraron Ai no Gakko Cuore Monogatari, aunque, al igual que con La Isla del Tesoro, este proyecto no hizo parte del World Masterpiece Theater.
También tenían lo suyo. |
Si bien a primera vista Corazón no se impone por su estilo de animación, de algún lado saqué la paciencia suficiente para no descartarlo, quizá porque de pronto habré identificado alguna historia en desarrollo como una de las que recién había leído.
La dinámica de la serie era muy especial. Un estudiante (Enrico Botinni) narra en su diario las experiencias de su vida en la escuela con sus amigos y compañeros que provienen de distintos estratos sociales. Su nuevo profesor (el Sr. Perboni) se gana la confianza y aprecio del grupo al darles consejos y lecciones de valores en forma de historias (las escritas por Edmundo de Amicis) en donde los personajes enfrentan dificultades que se asemejan a las que sus alumnos encaran a lo largo de la serie.
Típica escena de tragedia. |
Me queda mucho el recuerdo del primer capítulo en que, por rumores, todo el grupo le teme al nuevo profesor, hasta que son testigos de un acto inesperado.
Al igual que con muchas series que narran la vida de los niños en la escuela, era inevitable hacer comparaciones con nuestras propias experiencias, así que de la serie me llevaba los nombres para ver quien encarnaría al bully, al bromista, al callado, etc.
Esta serie, como pasó con La Isla del Tesoro, fue una experiencia de sólo una temporada, no recuerdo cuántos capítulos alcancé a ver y pronto salió del aire, quizá sin haber logrado cubrir sus 26 episodios.
Pero además de sus historias emotivas, otro momento memorable eran sus temas de entrada y salida. No sé si sea realmente particular de esas décadas, pero vaya que hacían un trabajo espectacular para dejarte satisfecho a la par que nostálgico con los temas que daban inicio y despedían a las series japonesas de entonces.
Cuore Monogatari o La Historia de Corazón, es un canto al ritmo de vals. Destaca además la voz del intérprete, que se dice que es la misma Rocío Prado (la voz de Enrico Bottini). Si es así, tantas décadas de considerárseles sólo como actores de doblaje representan un crimen que hay resarcir y una llamada de atención para la mediocridad que invade la profesión hoy en día.
Y luego, para acabar ya de plano con todo estoicismo, la serie te receta como salida la canción Shiroi Nikki, o Diario Blanco. Pocas veces una interpretación distinta a la original la supera en calidad, pero si de verdad es Rocío Prado quien canta la versión en español, es para declararla Tesoro Nacional.
Como dije antes, esta serie no se volvió a ver y supongo que fue menos exitosa que otras de la época.
Sin embargo, hay una serie más que cubre una de las historias de Corazón: Marco o De los Apeninos a los Andes. Yo no recuerdo esta serie, aunque al parecer sí se transmitió en México. De hecho, sólo me entero que existió porque es un referente recurrente en España, donde todo indica que fue muy popular y sí hizo parte del proyecto WMT.
En fin, yo creo que hay por ahí muchos contemporáneos que recordarán estas series y sentirán la misma punzada en el cuore al revivirlas.