viernes, 16 de julio de 2021

1980s-90s: ¡Queremos rock... urbano!

Como ya es sabido para los lectores de este remedo de blog, el que escribe considera que los ochenta y parte de los noventa fueron muy versátiles en cuanto a música se refiere.

En la radio se podían sintonizar estaciones para satisfacer el gusto por la música romántica en español (Radio Variedades, Radio Mil, etc.)

y otras para lo mismo en inglés (Azul 89, Radio Universal, etc.).

Si querías algo más tropicoso te ibas a la Tropi Q,

y para las rancheras, nada como Radio Sinfonola o La Consentida.

Y si querías escuchar lo más nuevo en música juvenil te ibas a Radio Alegría o WFM.

El asunto es que no recuerdo alguna estación que dedicara espacio al rock urbano, desde mediados de los 80 y hasta inicios de los 90. Y es que Neza y otras áreas conurbadas al Distrito Federal así como muchas delegaciones del mismo fueron, a finales de los 70 y hasta casi cerrando los 80, el foco de ese movimiento musical contracultural que daba voz a los marginados con historias y lírica no aptas para las ondas radiofónicas (por lo menos las comerciales), aunque debe haber alguna emisora clandestina por ahí que escapara a la censura.

Por mi parte, el rock urbano no me atrajo nada durante mucho tiempo pues era inevitable la conexión con el típico gandalla de barrio de greñas embadurnadas con moco de gorila, pantalones entallados que parecían estrangular la respiración con solo verlos, y la playera de la banda de rock de moda.


De los primeros contactos involuntarios con este género me llegan vibras de Viejas del Distrito Federal, de Three Souls In My Mind.

Pero claro, la generalización es una reacción normal de chamaco. Había los chavos rockeros que eran cuates de la escuela o algún hermano de alguien, o incluso algún vecino más relajado. Y fue por alguno de ellos que me atreví a escuchar, ya voluntariamente, más rolas de los Three Souls In My Mind, que era la banda de la que más se hablaba. Una rola de ese viejo El Tri me terminó pareciendo bastante buena: Chavo De Onda.


Además estaban las infaltables tocadas en las cuadras de la colonia de donde escapaban los alaridos típicamente aguardentosos de las bandas de rock. En alguno de ellos o en algún puesto ambulante se me habrá pegado una de esas rolas que narraban con tono chusco una batalla campal entre dos bandas: Barata y Descontón, de Trolebus.

Entrando a los 90, el amigo rockero del salón de secundaria me prestó un casette de El Haragán y Compañía, y fue por ese canijo que me volví rockero… por una semana. Aunque la rola que payoleé  más fue Él No Lo Mató, de esta banda terminé valorando más Muñequita Sintética que es otra tragedia cantada a su estilo.

Lamentablemente, al igual que ha pasado con muchos otros géneros, el rock urbano se terminó diluyendo y se ha llegado a la puntada de hacer versiones sinfónicas de algunas clásicas

o puro cover de baladas románticas de antaño, porque al parecer ya no hay más conflictos urbanos que cronicar.


Aunque de vez en cuando haya algo que reseñar, como el Jacinto Metalero del finado Charly Montana

a lo mejor tendremos que dar por perdido el género y añorar lo mejor de ese movimiento que quizá habría iniciado Rockdrigo González.

 

Y para cerrar, aquí la contribución de JC, que nos comparte que la estación Reactor 105.7 aún dedica un espacio al rock urbano, en su programa ¡Presta!:

https://www.deantes.com.mx/principal/presta-celebra-22-anos-rock-urbano/



1 comentario:

  1. El Three Souls no era rock urbano, simplemente porque el término todavía no existía, este tomó su nombre a fines de los 80s gracias a Eduardo Tejedo

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