Batman fue uno de los primeros superhéroes que me llamaron la atención, y es que me parecía que era el que más presencia tenía en los medios. Durante los 80 se veían las historietas en los puestos de revistas, la serie sesentera seguía con sus repeticiones, y quizá algunos se acordarán de estas figuritas para vestir (aunque no encontré la que corresponde a Batman):
En fin. Recuerdo que habré visto por ahí alguna historieta de Batman a mediados de los 80, pero recuerdo haber comprado sólo una en esa década. Quise encontrar la portada de aquel primer comic pero no lo hallé (recuerdo muy poco esa portada). Tal vez sea una de estas:
Y es que Batman pasó por dos editoriales en México durante el tiempo en que fue relevante para mí. Es muy probable que el primer comic que leí del Caballero Oscuro haya sido editado por Novaro, editorial que recuerdo mucho por sus historietas de personajes Disney y otros tantos que recuerdo de mis visitas al peluquero.
Durante los noventa, mientras todavía podía pagar uno que otro lujo, DC Comics publicó dos historias de mucha relevancia en el mundo de los superhéroes: La Muerte de Superman (de la cual ya hablaré en su momento) y La Caída del Murciélago. Fue esta última saga, que Editorial Vid se encargó de publicar, la que me atrajo por algún tiempo al consumo de Batman. Estos son los tomos que edito Vid:
Ya encarrerado, y de nuevo, mientras hubo lana, me paré en una de esas tiendas de comics para pudientes y que me hago de A Death in the Family: la historia de la muerte del segundo “Joven Maravilla”. El comic estaba en inglés y era un tomo recopilatorio de la historia originalmente publicada en cuatro números de Batman (Batman 426-429) de 1988. Estimo que la calidad de historia era buena, aunque entendía muy poco o casi nada, pero la verdad nunca me gustó el estilo del dibujante Jim Aparo. Hoy ese ejemplar se encuentra disponible en la sección de “Atrofia cultural” (término Simpsoniano) de una mediateca de idiomas de la ENP.
Un último estímulo para que yo siguiera leyendo Batman era la serie La Espada de Azrael, dibujada por el magnífico Joe Quesada con una muy buena calidad de impresión por parte de Editorial Vid. Esta historia daba continuidad al entonces paralítico Batman.
Además de ese tomo, se publicó un crossover que, como todavía había dinero (¡y dale!), compré nomás por comprar: Batman vs Depredador, la cual era una historia que me pareció que se fusilaba el guion de la película Depredador 2.
Después de eso me alejé definitivamente de Batman y de DC. Por esos días se dio la catástrofe financiera del “error de diciembre” y no hubo manera de seguir comprando historietas cada vez más caras y además de dos gigantes a la vez (DC y Marvel). En adelante me dediqué sólo a procurar comics Marvel.
A la distancia, fue entretenido conocer un poco de uno los héroes más famosos del mundo, pero su infalibilidad tipo Superman desgastó su imagen.
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