Furia de Titanes fue una impactante película que vi en pedacitos durante los ochenta. Quizá la vi por primera vez en una de esas actividades que sólo ocurren en el 'maravilloso' Estado de México, donde algún viernes te obligaban a comprar boletos para una matiné programada para después del recreo. En dicha matiné, improvisada en un salón, nos proyectaban 30 o 40 minutos de dos o tres películas estrenadas en el cine algunos años antes (a veces más bien muchos años antes). Así habré visto Vaselina, El Exorcista, y Furia de Titanes.
Furia de Titanes (Clash of the Titans, 1981) es una interpretación del mito de Perseo, quien lucha contra los designios de los dioses para salvar la ciudad de Jopa (y de paso a su quelite, la Andrómeda).
La primera escena que nos aflojaba las tripas era la cara de una estatua cobrando vida para condenar a la ciudad por no sé qué incumplimiento de un acuerdo en un concurso de belleza.
Así iniciaba la gran aventura que, a mi parecer, le debe mucho a uno de los grandes artistas de los efectos visuales: Ray Harryhausen. Este maestro trabajó en el arte de dar vida a seres humanos y a bestias peludas al estilo stop motion desde los años 30, y se retiró justamente con la película de esta entrada.
Los momentos más memorables de Furia de Titanes son aquellos en donde Perseo tiene que lidiar con un monstruo mitológico tras otro. Si tuviera que elegir cuál de todos esos monstruos me causaba más impacto, diría sin dudar que la Medusa.
Aunque la verdad es que cada bestia a la que daba vida Harryhausen era impresionante.
Debo decir que no tenía ni idea de quién era Harryhasuen hasta que lo vi en algún video del Angry Nerd. A patir de ese momento, hice memoria y me consta que habré visto mucho de su trabajo en películas domingueras de Cine Permanencia Voluntaria en Canal 5, o en el Cinito del Tío en ídem.
Estoy seguro haver visto a Kali, de la película The Golden Voyage of Simbad
Un recuerdo latente que reviví con Tomb Raider 3.
Al cíclope de The 7th Voyage of Simbad.
Jason y los Argonautas también nos dejó una gran cantidad de bestias inolvidables, como la enorme estatua de Talos
y los esqueletos guerreros,
que volviedo al tema de los videojuegos, no pueden haber sido otros esqueletos los que habrán inspirado a los diseñadores de Golden Axe (1989).
Muchas de esas escenas nos dejaron un poco de TEPT y pesadillas recurrentes, efectos inevitables cuando se consume la obra de un genio de la talla de Harryhausen.
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