sábado, 6 de febrero de 2021

1992: Club Nintendo


A inicios 90, Nintendo seguía al frente de la carrera de las consolas, seguida bastante detrás por SEGA. En las maquinitas locales todavía se encontraban muchos titulos de la clásica NES y yo me encerraba a jugar The Goonies, Contra o cualquier título que me pusieran.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el 92 ya se había estrenado la Super Nintendo, pero nosotros seguíamos explotando la todavía vigente biblioteca de la NES, con la flamante Family, de la que era copropietario junto con el carnal Julio. Un día el Julio me presentó la revista Club Nintendo, que desde entonces comencé a devorar cada mes.


Como muchas otras revistas que ya conocía como la Hobby Consolas o la OK Consolas, Club Nitendo era la forma en que nos enterábamos de los juegos del momento,

El ranking de los mejor del momento durante el reino del NES.

los lanzamientos en puerta, 

Una ojeada a lo que deparaba el futuro.
 

los códigos secretos que no éramos capaces de hallar por nuestra cuenta, 

No podía faltar el código KONAMI.
 

y las estrategias más sesudas para dominar los juegos más canijos.

Para dejar de romper de coraje esos controles.

Además de la particularidad de centrarse únicamente en las consolas de Nintendo (obviamente), Club Nintendo tenía el acierto de parlar 'chavo', o sea que aunque tuvieras diez años no te aburrías al leer la información que te presentaban. 
 
CN era también la revista oficial del Street Fighter.
 
A cargo de este asunto, tengo entendido, estuvo el desaparecido Gus Rodríguez, que era un milusos de los medios y se encargaba de imprimirle un lenguaje juvenil al contenido de la revista.
 
 
En los 90, antes de la devaluación, abrir una revista Club Nintendo era como abrir un catálogo de juguetes, y aunque sabías que iba a ser imposible echarle el guante a la inmensa mayoría de esos juegos, soñar sólo costaba el precio pacto de 6,000 pesotes.
 
Un poco de historia y cultura, por qué no.
 
 
 
Y el reto del rombo a encontrar en cada portada.

Todo iba muy bien, hasta que las consolas Virtual Boy y Nintendo 64 comenzaron a poblar las páginas de la revista y a llenarlas de polígonos sin personalidad y tonos de colores deprimentes. 
 
El principio del fin.
 
Página aburridas, a mediados de los 90.
 
A la naciente quinta generación de consolas tardé en acostumbrarme pero en el inter, quizá allá por el 97, dejé de seguir está revista que fue mi favorita durante varios años.

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