Durante los 90 hubo un cambio en los teléfonos públicos y donde antes se requerían monedas para poder hacer una llamada, de pronto los teléfonos públicos de Mr. Slim comenzaron a funcionar con las famosas tarjetas Ladatel. Esto ne sería relevante si no fuera porque durante algún tiempo las tarjetas venían con arte en forma de pinturas o fotografías.
Yo conservo muy pocas de esas tarjetas, especialmente de finales de los 90, pero quiero compartir esos raros iniciativas de las empresas por promover la cultura de forma económica. Aquí una pequeña exhibición del arte en las tarjetas telefónicas.
Estos dos primera imágenes son del pintor y arquitecto Sergio Kopeliovich, quien tiene una colección dedicada a los niños del pueblo mazahua.
Estos dos primera imágenes son del pintor y arquitecto Sergio Kopeliovich, quien tiene una colección dedicada a los niños del pueblo mazahua.
Estas otras dos son pinturas de Frida Kahlo, la pintora de moda entre la comunidad fresa del Defectuoso.
Estas otras tres pertenecen a la colección Galas de México, algunas tarjetas tenían además la leyenda El arte de los calendarios mexicanos del siglo XX.
Finalmente, el más grade acierto, una colección dedicada al Pachuco de Oro. Sólo me sobreviven dos de estas tarjetas.
Como se ve, no son las tarjetas mejor cuidadas, pero sirven para ejemplificar como un item de uso cotidiano puede ser un efectivo vehículo del arte. Al menos eso pasaba en los 90.
Finalmente, el más grade acierto, una colección dedicada al Pachuco de Oro. Sólo me sobreviven dos de estas tarjetas.
Como se ve, no son las tarjetas mejor cuidadas, pero sirven para ejemplificar como un item de uso cotidiano puede ser un efectivo vehículo del arte. Al menos eso pasaba en los 90.