Durante los noventa, en medio el conocido apagón analógico que vivimos en mi casa por motivo de un embargo, mis distracciones se enfocaron a exprimir al máximo lo rescatable de la programación de la radio AM y FM.
En ese vagabundeo por la ondas hertzianas, me topaba con programas sobre política, un chorro de información de futbol, los proliferantes programas de chismes, y otras cosas muy de la época, como un programa en donde se transmitían películas del Cine de Oro mexicano que, para entender a puro oído, el presentador se daba la tarea de narrar lo que pasaba en cada escena donde era necesario. Suena algo patético, pero era lo que había.
¿Películas por la radio? Sí, todo es posible. |
La Tremenda Corte es un programa radiofónico cubano que se transmitió desde 1942 hasta 1961.
Por supuesto, al igual que El Chavo del Ocho, la calidad de este programa simplemente le ha asegurado su presencia a perpetuidad en el gusto de la gente; y al igual que El Chavo, la calidad comenzaba con sus actores.
Leopoldo Fernández
Aníbal de Mar
El Señor Juez. El educado y muy propio juez que tiene la desgracia de siempre presidir los juicios del rufián “Tres Patines”.
Mimí Cal
Luz María Nananina. Ex pareja de “Tres Patines” en la vida real y en la radiofónica. Víctima eterna de los fraudes y argucias del malandro.
Adolfo Otero
Rudersindo Caldeiro y Escobiña es la segunda víctima preferida de “Tres Patines”. Ni siquiera la protección del Centro Gallego evitaba que Rudersindo terminara estafado por el astuto José Candelario. Rudersindo es quizá mi personaje favorito de esta obra.
Cada programa es un juicio en terminación “cidio” de aproximadamente 15 minutos en el que los quejosos acusan siempre al mismo pícaro “Tres Patines” de una estafa. Entre lo absurdo de la estafa, los bien escritos diálogos y la calidad cómica de cada uno de los actores no hay minuto de esos 15 que tenga desperdicio.
Después de su cancelación, posterior a la Revolución Cubana, La Tremenda Corte se mudó a México, donde saltó con menos fuerza a la televisión.
Leopoldo Fernández habrá seguido haciendo un poco de televisión, pues hay por ahí unos videos únicos en donde incluso se cruza con la futura Chilindrina.
Como dije al principio, La Tremenda Corte existió para mí desde los 80, pero fue a partir de los 90 que me hice fanático incurable. Incluso, a finales de esa década inciaba mi carerra universitaria y en el transporte público me tenía que aguantar la risa mientras escuchaba al "Tres Patines" en un walkman.
Si alguno de nuestros lectores no ha escuchado este obligado referente de la comedia radiofónica, tiene garantizados varias horas de tremendo entretenimiento.