En esta corta entrada los invito a recordar un
proyecto musical nacido a la par de la decada noventera y con una propuesta
nunca antes vista. En una época en que la internet estaba lejos de quitarnos la
capacidad de asombro, las bandas AM y FM se comenzaron a saturar con el tema Sadeness (Part I), tema que nos enganchó a un "nuevo género musical" que
así irrumpía en la radio comercial.
Monjes...
Enigma está catalogado como un proyecto
musical de New Age fundado por Michael Cretu, quien con su primer grupo de músicos lanzó a
finales de 1990 su primer album titulado MCMXC a. D. Este fue quizá mi primer
contacto con la música New Age. Y vaya primer contacto.
y cruces.
Su canción insignia Sadeness me presentó una
instrumentación y un ritmo que fueron novedades para mí, pero además, y en especial, a todo mundo nos agarró en curva con la introducción de coros de inglesia
(gregorianos, me enteré después) como acompañamiento, mismos que le daban un aura
de misterio.
Aquí nomás, grabando el album.
Luego, ya con la liberación de otros temas del
album, como The Principles Of Lust y Mea Culpa, nos fuimos dando cuenta (aunque
algo intuíamos) que además de los motivos sacros, sus canciones tenían también
una carga de temas sexuales.
De hecho, según me entero, para promocionar su
éxito Sadeness en algunos países (creo que México incluido) decidieron
cambiarle el nombre a Sadness, para eliminar del título el tema central de la
canción, que es porsupuesto cierto marqués francés bastante pasadito de lanza.
Un monje con censura.
Mi gusto por este primer album de Enigma me
llevó a comprarlo en cassette y después a rentarlo en CD (para copiarmelo en
cassette). De nuevo, a años de la explosión del internet, no podíamos saber qué
más estaba haciendo Enigma y en la radio dejó de tocarse su música de forma
regular. No fue sino hasta 1994, con la fabulosa Return To Innocence (ya sin
coros gregorianos), que recordé que existía este proyecto.
Y luego, en 1997, el proyecto ERA quiso
emular, a mi parecer sin éxito, los grandes hits del MCMXC a. D. de Enigma. Con
su canción Ameno, ERA traía de vuelta los cantos gregorianos al New Age, y
luego en el 2000 regresaba con una calca llamada Divano.
Lo único bueno de
aquellos intentos poco originales era que nos remitían siempre al inicio con
Enigma y nos hacían apreciarlo aún más.
Bueno, ERA también nos dejó un buen meme.
Yo
creo que será muy difícil que esta tendencia se vuelva a repetir y por ello
que alguien le quite su lugar a Enigma en la historia de nuestros 90.
Sobre la cultura del bailongo callejero tengo poca, muy poca experiencia directa, puesto que me tocó vivir la era de los sonideros de chamaquillo. Al respecto mis hermanos mayores tendrán quizá algo más que decir, aunque no sé cuánto.
Y es que lo qué sí recuerdo, además del ruidazo que se alcanzaba nuestro pequeño departamento del número 110 en Ciudad Neza, era que mi madre le tenía un gran temor a estos eventos pues eran los días de las bandas callejeras de los 80 y era común que irrumpieran a marcar su territorio.
Por ello, estoy seguro que debió ser muy difícil arrancarle un permiso para asistir a una tocada. Sobre la bandas de Neza en los 80, aquí hay un excelente arículo al respecto.
Recuerdo también que las calles se tapizaban con la publicidad en carteles bicolores de los siguientes eventos en el área. En especial se llenaban de estos carteles los grandes muros de los baños Texcoco y del Cine Nezahualcóyotl, pero además a cada poste de luz y a cada barda de un terreno baldío le tocaba los suyo.
De hecho, recuerdo que me llamaba la atención esos carteles pues siempre tenían un arte interesante, futurista en muchos casos. Si entonces no había internet para piratearse algún diseño, ¿de dónde salían estas ideas? Aquí les ejo un artículo sobre un ilustrador encargado de darle una imagen visual al High Energy.
Desde los noventa, asocio más a los eventos de sonideros con la música tropical, ya que la mayoría de los cuates de secundaria que le daban al zapateado eran salseros o cumbieros. Había algunos que cruzaban de género por irse a bailar o a ligar, como el Changuito, que comenzó roquero y asiduo asistente a eventos del sonido Carita JC; pero que, al puro estilo Jacinto Metalero, terminó yendo a tocadas más tropicales y gruperas, quizá más del tipo del sonido La Changa.
Por cierto, había melodías de cajón según el género, y una de las constantes en los toquines de rock era The Break Up Song.
A algunos otros compañeros de secundaria les encantaba dibujar los logotipos de los sonideros, y en especial recuerdo a alguien dándole forma al logo de Polymarchs en pluma BIC. Vagamente recuerdo a otro que en el taller de electricidad de la Técnica 5 delineó con foquitos led el logo de algún otro sonido de la época empotrado en la caja de un tráiler de juguete.
El único contacto intencional (muy indirecto) que tuve con la cultura de los sonideros fue además el último. Animado por el Changuito en otra de sus mutaciones, me compré un casette del sonido Patrick Miller de pura música que él llamaba “jáyiyer ni”, o sea High Energy.
Como es patente, no viví la época ochentera de los sonideros más que de rebote, aunque, si tuviera que rescatar algo de ella, sería el gusto por la música High Energy de aquellos tiempos, que se escuchaba si por alguna razón me sacaban a caminar cerca de algún evento en los barrios de Neza. Quizá la rola que más me hace identificar esta cultura ochentera y noventera es Living On Video.
En los 90 trabajé intermitentemente en la tienda de la esquina, y después de ahorrar lo suficiente (450 del águila, creo yo), decidí que era hora comprar mi primer cartucho original y nuevo de un juego de Super Nintendo. El punto era cuál. En aquel entonces, gastar una cantidad así era un verdadero sacrificio, así que tenía que elegir un juego que redituara: que garantizara horas de juego y que fuera bueno. En las oscuras épocas en que no existia la internet comercial, no era fácil tomar una decisión así.
Los 90, muy padres, pero sin internet.
Tenía dos candidatos en mente: Super Adventure Island 2 y Chrono Trigger. De acuerdo con los anuncios en las revistas especializadas que compraba en aquel entonces, los dos juegos garantizaban varios finales (o sea, más horas de juego). El primero era un juego de plataformas con elementos RPG, (una combinación bastante atractiva).
Opción 1
El segundo era un RPG, que también resultaba atractivo pues ya había experimentado las delicias de los RPG con el grandioso Zelda: A link to the past.
Opción 2
Zelda: A Link To The Past, mi única referencia
La noche previa fue de poco sueño y mucha emoción, lo que me recordaba a un comercial de Nintendo de la época sobre un chavo que se retorcía en la cama tratando de decidir qué juego comprar, hasta culminar con uno de esos acercamientos de cámara directo a la cara tan comunes entonces y el tipo diciendo “¡Ya sé cuál!“
La publicidad de los 90 abusaba de estos acercamientos.
Al día siguiente me aparecí en la plaza Meave (de ingrata memoria), con el Screech, un compañero de muchas batallas maquineras, le pedí al dependiente el Chrono Trigger, y a mi pregunta de "¿está nuevo?", la amable respuesta: "¿Lo vas a llevar o no?". Usado o no, Chrono Trigger resultó ser una joya que conservo hasta hoy.
¡Qué belleza!
Chrono Trigger fue creado por una de las compañías líderes en juegos RPG: SquareSoft. Para este juego se juntaron a un equipo al que llamaron Dream Team, eso decían las revistas, y en retrospectiva, eso debió ser una de las razones del encanto del juego.
La historia. Masao Kato y Yuji Horii son los miembros del Dream Team responsables de la historia del juego. Un chico conoce a una chica en una feria de pueblo y los dos son accidentalmente transportados al pasado en donde inician sus aventuras a través del tiempo. Una muy entrañable historia de principio a fin que me hizo pasar horas pegado a la pantalla de TV y a un diccionario bilingüe, si quería entender lo que pasaba.
Los personajes. Por supuesto, gran parte del encanto de los personajes son sus personalidades, obra de los escritores, pero el impacto visual del diseño de los mismos corrió a cargo ni más ni menos que de Akira Toriyama, creador de la íconica saga Dragon Ball y quien ya había prestado su talento para la saga RPG Drangon's Quest. Tanto el juego como el arte de caja y posters que incluía el paquete tenía la firma de este gigante del manga.
El inconfundible arte de Toriyama.
La música. A cargo de Yasunori Mitsuda y Noubo Uematsu, con experiencia en sagas triunfadoras, como la de Final Fantasy. Toda la música de este juego es también una obra de arte innegable. Cada personaje está acompañado de momentos musicales que los identifican, y las composiciones de entrada y fin del juego son magníficas, aún con las limitaciones sonoras de los videojuegos de 16 bits, estamos ante grandes creaciones artísticas. Un botón de ejemplo es el tema final To Far Away Times...
O este magnífico recorrido musical a través de todo el juego...
¡Chulada!
Los gráficos. Hironobu Sakaguchi, quien también era veterano de los FinalFantasy, tiene el crédito principal en el diseño de este juego. Otro gran encanto de este juego era el diseño de los personajes, de los jefes y de los efectos de batalla. Estamos hablando de una época en la que el tamaño de los sprites era pequeño y era un deleite ver jefes o personajes del tamaño de una media pantalla. Uno de los ataques que más recuerdo eran los de Frog (Glenn).
El estilo de juego. Un estilo al que me adapté fácilmente. Este es un juego RPG de ataque por turnos. Si bien, me estrenaba en este tipo de juegos, me encanto la interacción más estratégica de escoger ataques o items para sobrevivir al principio, o para ser más efectivo después.
Junto con el anime Robotech, este juego me dejó una sensación de vacío una vez que lo exprimí hasta el límite. Ya que lo acabé de las formas más diversas que pude para obtener los finales alternativos, me dediqué a esperar una segunda parte que nunca llegó. Y creo que no fui el único. Muchos fans quisieron extender la vida de esta épica historia y realizaron proyectos relacionados con Chrono Trigger que pueden conocer en esta página. De estos quizá el más destacado sea el intento de actualizar el juego al 3D en Chrono Resurrection.
Por mi parte, me tuve que conformar con el relanzamiento de Chrono Trigger para la Playstation, que no agregaba nada más que escenas animadas muy cortas.
La última decepción fue Chrono Cross, de 1999, que tiene una relación casi nula con Chrono Trigger, aunque también haya resultado una joya.
Al final, Chrono Trigger fue el resultado de una conjunción de verdaderas estrellas creativas y es uno de los juegos RPG más aclamados de la historia. Una obra de arte de los 90.