sábado, 9 de mayo de 2020

1993-1999: The Cranberries: Oda a la Reina de Limerick

A inicios de la década de los noventa, con la muerte de IMEVISION, la decadente TV Azteca iniciaba transmisiones por Canal 7 con una larga barra de videos musicales de artistas del momento. Casi estoy seguro que fue esa la forma en que conocí a una de mis bandas favoritas de la década: The Cranberries

Los 5 miembros, O'Riordan, los Hogan, Lawler... y el sofá.
Con la canción Dreams, yo  y muchos otros colegas de la escuela nos enamoramos de la voz y la persona de Dolores O’Riordan


El hechizo tuvo un segundo momento. Una madrugada me despertó el radio, que a veces dejaba encendido y sintonizado en Rock 101, justo con el inicio de la canción Linger. Con la guardia baja, todo desinhibido, nuevamente la voz de ensueño de Dolores penetraba el oído y llegaba a estrujar el corazón adolescente. 


Producto de ese segundo encuentro me impuse con mucho entusiasmo conseguir el material de The Cranberries que contenía Linger. Como entonces todavía me era ajeno el mundo de las tiendas especializadas, caí por enésima vez en Plaza Meave con el Chacal y me hice del álbum Everybody Else Is Doing It, So Why Can’t We? (1993) en casette.

Su mejor álbum.
Si bien las canciones Dreams y Linger eran el punto más alto en la calidad y sensibilidad de todo el álbum, encontré además otras joyitas que desgraciadamente no trascendieron, como Still Can’t, Pretty, Waltzing Back y Sunday.


Muy poco tiempo después, nuevamente en forma de video, escuchaba por primera vez la canción Zombie. En esta canción la banda subía de tono su música para lanzar una protesta ante la violencia y muerte que seguía dejando la añeja lucha de Irlanda por rescatar su identidad. 

The Troubles: otra etapa del conflicto entre las Irlandas
Aquí conocimos a otra Dolores que, como nunca, desgarraba su voz para lanzar a todo pulmón su What’s in your head? El trasfondo histórico y social lo conocí mucho después, por supuesto, pero en definitiva fortaleció mi respeto por la banda.


Zombie era parte del segundo álbum de The Cranberries, No Need To Argue (1994), y aunque nunca tuve la oportunidad de conseguirlo, sí me llegó a las manos un CD promocional de ese álbum con la canción Ode To My Family. Una más que me gustó, aunque ciertamente, la única de las cuatro que contenía.


De hecho, la mayoría de las canciones que escuché de la banda después del primer álbum, de Zombie y de Ode To My Family, no me emocionaron mucho. Salvation y Free To Decide fueron éxitos del tercer álbum, The Faithful Departed (1996), que escuché poco y que ni la voz de Dolores logró que me convencieran. 


No fue sino hasta el final de la década, con el álbum Bury The Hatchet (1999), en especial con la canción Just My Imagination, que pensé que volvían para sorprender. Incluso, mientras veía un capítulo de Hechiceras (no sé por qué,  a mí ni me gustaba), que me presentan a la banda tocando la canción, que ya también es parte de mis favoritas.


De ese álbum también destacaban Animal Instinct y Promises. Curiosamente esas canciones también las conocí en video, ya en Canal 40, que también iniciaba sus transmisiones con barras de videos.


La realidad es que no me entusiasmé más con The Cranberries. Tal vez sea que desarrollé una rechazo a las bandas que dependen mucho de un solo estilo, y es que muchas de las canciones de The Cranberries me suenan muy parecidas. 


Con la trágica e inesperada muerte de Dolores O’Riordan en 2018 se cerraba la historia de una banda de referencia obligada en los 90s. Para mí es hora de explorar un poco más aquellas canciones que no tuve oportunidad de valorar. 


Si bien los tonos más bellos de la voz de Dolores se quedaron en Dreams y en Linger, hay otras canciones que se pueden apreciar por el poder de sus letras (la mayoría escritas por ella), como en Fee Fi Fo, donde O’Riordan descarga su dolor y su ira acumulada por el abuso sexual que sufrió en su niñez.


Aunque el mote de Reina de Limerick se lo impuso ella misma, en un arranque de prepotencia,  yo lo retomo como homenaje a una de las más grandes artistas que le dieron forma a mis 90s. 



martes, 5 de mayo de 2020

1980s: Video Risa

Volviendo al tema de la historietas, a finales de los 80 e inicios de los 90 ya tenía un hábito de lectura de historietas bastante bien desarrollado y en una de mis visitas a los puestos de aquellos días para buscar el Karmatrón (que retomé hasta que de plano murió), regresé a casa con un ejemplar del Video Risa.

Las clásicas de los 80s.
La revista Video Risa presentaba en cada número una historia en parodia viñetada de los programas de TV y películas del momento. 


Pocas series, caricaturas o películas  escaparon de la perversa mente de quien haya estado detrás de esta revista.

Ni los cantantes del momento escapaban a la parodia.
No recuerdo mucho cuál fue ese primer número que me enganchó, pero a partir de ese momento me hice el hábito de comprarla por un tiempo.

Tal vez fue este número el que me indujo a hacer el mal.
Estoy seguro que me llamaba mucho la atención tener una versión impresa de los personajes de caricatura que me gustaban en aquel entonces, ya que me gustaba hacer copias de esos y otros dibujos en hojas de libreta. 

Ni a Robotech respetaron los muy jijos...
Sin embargo, la calidad de los trazos de la revista era fatal. Luego entonces, ¿qué era lo que me gustaba?

Trazos limitados, pero cotorros.
La verdad es que con esa revista desarrollé un gustillo por jugar con las palabras y cambiar de nombre a las cosas o a las personas (muchos a mi alrededor tienen que soportar mis chistesitos). Porque creo que eso hacía bien la revista,  desde sus títulos, todo era juego de palabras. Algunos muy buenos,  y claro, los había también algo sosos.

La Pamba...no está tan mal, ¿no?
A tanto tiempo desde aquellos días, apenas recuerdo que quizá el último número que compré fue el del Huarache Kid 3, que parodiaba la tercera entrega del ícono ochentero Karate Kid.

El último...
Otra cosa que salta a la vista en muchas de las portadas es que esta revista no era exactamente para niños. 

Un poco manchadito sí que estaba.
Y también recuerdo que en algunos números venían en las páginas centrales un minicómic que tenías que retirar de las grapas, cortar como se te indicaba y luego agruparlo y engraparlo aparte. No recuerdo de qué era cada ejemplar de minicómic, así que le paso la bola a quien recuerde mejor ese detalle (si es que realmente existió).

El "Precio Pacto", ¡qué cosas!
Si alguien recuerda haber reído con el VideoRisa, les comparto este video con unos carnales que sí rescataron bastantitos números de este relajo de revista, y que además hablan de dos versiones que yo no recuerdo. Nota: también lo recuerdan más grosero de lo que me consta.