El mundo del anime está lleno de nombres tan representativos como los de Katsushiro Otomo, Hayao Miyazaki y Satoshi Kon. Entre tantas vacas sagradas del género.
Sin embargo, es el trabajo Yoshiaki Kawajiri el que más me impactó durante los noventa con continuación en la transición hacía el siglo 21.
Aquí las tres obras de Kawajiri que todo fan del anime debe conocer; ¡qué caray! de seguro se las saben de memoria.
Ninja Scroll (Jūbē Ninpūchō, 1993)
Este fue un VHS de las decenas que me habrá prestado el Chacal (un viejo conocido de este blog), allá por el 95 o 96. ¡Y vaya carta de presentación!
Ninja Scroll es todo aquello que esperaba ver en un anime de Samurai Shodown, que para entonces nos tenía tan entusiasmados, pues cada personaje podría haberse adaptado perfectamente en un video juego de esa saga.
Dokuan debe haber inspirado... |
a Nicotine Caffeine, de SSII |
Y este jorobado... |
le da un aire a este otro |
La historia está situada en el Japón medieval que sirve de contexto para esta versión del monomito: El ninja rebelde Jubei se ve forzado a participar en una misión de asesinato para incidir en contra de un bando político. En su camino se encuentra aliados y enemigos formidables, antes de enfrentar a un poderoso guerrero. A ratos, esta historia me recordaba a la de Kamui, el ninja desertor, que fue transmitida durante muy poco tiempo por Canal 7 y que resultaba extrañamente violenta para estar en televisión a mediados de los 90.
La animación abre con un par de escenas de acción que te engullen de inmediato, y si bien, hay momentos de exposición algo tediosos, éstas no diluyen el efecto. La animación es excelente y las peleas son tan dinámicas que ameritan repeticiones continuas. Eso sí, hay mucha violencia muy gráfica y una que otra escena no apta para menores, aunque no sea nada a lo que no esté ya acostumbrada esta generación. Conclusión: ¡Véala, jefe!
Vampire Hunter D: Bloodlust (Banpaia Hantā Dī: Buraddorasuto, 2000)
Siete años después, y ya en otro siglo, Kawajiri se apunta otra chulada de obra con Vampire Hunter D: Bloodlust, que habré visto en DVD allá por el 2002, nuevamente gracias al Chacal.
Esta vez el héroe esta encarnado por un dhampiro (mitad vampiro mitad humano), lo que encajaba al dedillo con el gusto que ya habría desarrollado por el Alucard, de Symphony of the Night.
Este vampirito vive penando de un lugar a otro, haciendo chambitas de mercenario, cuando se mete de lleno en una misión de la que sólo sale avante gracias a un par de elementos muy interesantes: una mercenaria humana y su propia mano izquierda, la cual está habitada por un simbionte muy bocón.
Nuevamente la animación destaca magistralmente y la acción es épica; y claro, todo esto acompañado de su respectiva violencia, que a mi juicio es un poco más ligera que en Ninja Scroll. Conclusión: ¡En cartelera! ¡No se la pierda!