miércoles, 1 de junio de 2016

1980s-1990s: Mafalda



La primera vez que me enteré de Mafalda fue a inicios de los 80, cuando en la tele pasaron la película animada que se estrenó en 1981. Yo recuerdo que no era particularmente buena, el doblaje argentino era muy distinto a lo que estaba acostumbrado, quizá simplemente no me gustaron las voces de los niños. Lo que sí se me quedó grabado fue la tonadita que se repetía en varias partes de la película.




De un trancazo llegaron los 90 (lo recuerdo bien porque está yo por primera vez enfervecido por un mundial, el de Italia 90) y de repente mis hermanos trajeron el Mafalda 10, un librito de tiras de Mafalda con el que por fin pude comenzarla a entender. 


Y es que Mafalda no es para niños, por eso, supongo yo, poco le entendí a la película, ya que era una versión animada de estas tiras. Mafalda, del caricaturista Joaquín Salvador Lavado "Quino", es algo así como una historieta con carga filosófica e idealismo expresados desde la visión de un grupo de niños. Para entender las tiras de Mafalda se necesita en definitiva entender el mundo adulto y tener algo de cultura general. Abundan por ejemplo los comentarios políticos y la crítica social, sobre eventos históricos, la vida cotidiana, y también sobre cultura popular.



Los personajes son inolvidables, quizá los que más gracia me causan son Manolito, hijo de un migrante español y futuro empresario


y también el soñador Felipito, que a menudo era víctima de sus propias fantasías.



El padre de Mafalda también tiene momentos muy graciosos.


El resto de la banda, estoy seguro, es muy conocido: Susanita, la futura señora de camioneta, el despistado Miguelito; Guille, el hermano de Mafalda que siempre se mete en problemas. Mucho después llega Libertad, una diminuta niña de pocas pulgas, la madre de Mafalda, que es una esclava de los quehaceres


y por supuesto, Mafalda, que en 1977 es invitada por la UNICEF para hablar sobre los derechos del niño.




Un buen profesor medio loco que tuve en la Facultad decía que quien no había leído Mafalda, no conocía el mundo. Quizá no sea para tanto, pero sí creo que es una lectura obligada, y por fortuna, los libros de Mafalda se pueden conseguir por todos lados.