sábado, 4 de noviembre de 2023

1980s: Películas musicales

Me reintegro a mis labores de Retroman con una entrada dedicada a las películas musicales que dejaron huella más sonora que visual (con sus excepciones) en la primera mitad de los 80.

Jesucristo Superestrella (1973)

Una de muchas obras musicales que por medio de una versión cinematográfica se filtró en la cultura mexicana fue Jesucristo Superestrella (Jesuschrist Superstar). La versión teatral fue representada consistentemente en México. Pocas imágenes de esta película musical reservo en la memoria, pues su popularidad fue más de los 70s, pero en la primera mitad de los ochenta se veía mucha publicidad por la tele (y se escuchaba por la radio) de las adaptaciones al teatro mexicano. 






Aunque de esta obra-película sólo recuerdo haber escuchado la canción I don’t Know How to Love Him, en Radio Universal (¡dónde más!), hay algunas que son bastante decentes, como King Herod’s Song y la homónima Jesus Christ Superstar.

 

El Show de Terror de Rocky  (1975)

Estre es otro musical hecho película. El Show de Terror de Rocky (The Rocky Horror Picture Show) es de 1975, pero se coló en mi consciencia a través de la payola de la canción Time Warp… versión Timbiriche (El Baile del Sapo). Desde entonces me llamaba la atención conocer la versión cinematográfica, que para mi gusto no es nada del otro mundo. Al principio me intrigaba cómo es que convirtieron una obra tan cargada de sexualidad a una versión Timbirche




pero luego se me acomodaron algunos cacahuates y creo recordar que más bien fueron los Cachunes los que se encargaron de la puesta en escena en México. Si alguien los recuerda, podrá identificar al Jagger y a la Señorita Espejo en este clip.

 

Vaselina (1978)

Vaselina (Grease) no necesita presentación, pues es quizá el musical más memorable de nuestra generación. Ya habré mencionado que en algún cinito de primaria o secundaria me habrá tocado ver la versión de 30 minutos de dicha película, pero durante toda la infancia me tocaba escuchar por lo menos dos de sus tantas canciones que fueron éxitos radiales: Hopelessly Devoted to You, Summer Nights y Your the One that I Want

 

 

 

 

 

Y para mantener la tradición, de vez en cuando se veía por los programas de Televisa, algunas representaciones de esas canciones por parte de Timbiriche, que estuvo varios años en teatro con esa obra.

 

Xanadu (1980)

Y como era su momento, la finada Olivia Newton-John tuvo continuidad en el mundo de las películas musicales con Xanadu. Otra película que no vi en su época, pero de la que estaba al tanto por radio pasillo, por mis hermanos, y por la dos canciones que se escuchaban por todos lados: Xanadu y Magic.

Parece que la pelí no fue bien recibida, y a mí por alguna razón no me atrae, pero pudiera ser que viendo más clips como el siguiente, que activa la nostalgia con efectividad, al final le dé una oportunidad.

 

Can’t Stop the Music (1980)

Del mismo año que Xanadu, Can’t Stop the Music incluía la participación del popular grupo Village People, cuyas canciones dominaban la radio: In the Navy, Macho Man y Y.M.C.A

Recuerdo sólo una escena de esta película, de la que no me habría enterado si en algún momento alguno de mis hermanos no hubiera hecho zapping a la vieja tele y sintonizado el Cine Permanencia Voluntaria en Canal 5.

Ahora, por lo que veo, la película iba más bien dirigida a otro público, pues por el tráiler se ve que está bastante cargadita de “cultura disco”.

 

La Tiendita de los Horrores (1986)

A pesar de ser la película más “reciente”, este es uno de los recuerdos más destartalados que sobreviven en mi agujerada memoria y que me remite a algún anuncio en la radio de la película u obra musical La Tiendita de los Horrores (Little Shop of Horrors). Si bien no fue una producción que recuerdo de aquellos años, sí recuerdo que mis hermanos tuvieron la fortuna de verla, en alguna de sus versiones. La Tiendita de los Horrores resultó ser una buena comedia con números musicales bastante decentes, como Dentist!

 

 

 

 

Aunque para ser honestos, lo más impresionante de la película es el trabajo con la planta Audrey II. Es un trabajo de marioneta espectacular; sólo basta ver cómo se mueven los labios de la planta al hablar y cantar.

Si bien no hay canción que triunfara en la radio, la planta quedo eternizada como influencia para algunos personajes de video juegos clásicos, mismos que despegaban a toda velocidad en la segunda mitad de los 80.

O a lo mejor sólo era una excusa para referenciar los videjuegos....

Y claro, musicales no ha dejado de haber, aunque no haya mucho que reportar de ello en mis 90. La mayoría de los aquí mencionados dejaron clásicos radiofónicos y recuerdos de los memorables 80.

 

domingo, 14 de mayo de 2023

1988: Corazón, diario de un niño, por Canal 9

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Corazón (Cuore: Libro per I Ragazzi, Edmundo de Amicis) es una famosa colección de historias que tuve la fortuna de conocer tal vez por el 87 por una inusual iniciativa de mi jefe, que de pronto llegó con una edición de Fernández Editores (aunque no sé si era una versión abreviada).

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Yo creo que sí era abreviada, se ve muy delgado.

A más de 30 años de la lectura de ese libro, recuerdo sólo algunos nombres de esas historias, como De los Apeninos a los Andes o El pequeño patriota paduano. De los detalles de los relatos recuerdo casi nada, pero en esencia se narran las aventuras de niños y jóvenes italianos que se enfrentan a adversidades derivadas de la guerra y de la pobreza.

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El pequeño vigía lombardo, el patriotismo es otro de los temas en Corazón.

Como los estudios de animación en Japón siempre han sido muy inquietos, en 1981 hicieron una adaptación de este clásico al que nombraron Ai no Gakko Cuore Monogatari, aunque, al igual que con La Isla del Tesoro, este proyecto no hizo parte del World Masterpiece Theater

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Y debe haber sido una total casualidad que me topara con la transmisión de esta serie en Canal 9, porque además compartía horario con Los Muppets Baby, que me tenían embobado.
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También tenían lo suyo.

Si bien a primera vista Corazón no se impone por su estilo de animación, de algún lado saqué la paciencia suficiente para no descartarlo, quizá porque de pronto habré identificado alguna historia en desarrollo como una de las que recién había leído.

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La dinámica de la serie era muy especial. Un estudiante (Enrico Botinni) narra en su diario las experiencias de su vida en la escuela con sus amigos y compañeros que provienen de distintos estratos sociales. Su nuevo profesor (el Sr. Perboni) se gana la confianza y aprecio del grupo al darles consejos y lecciones de valores en forma de historias (las escritas por Edmundo de Amicis) en donde los personajes enfrentan dificultades que se asemejan a las que sus alumnos encaran a lo largo de la serie.

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Típica escena de tragedia.

Me queda mucho el recuerdo del primer capítulo en que, por rumores, todo el grupo le teme al nuevo profesor, hasta que son testigos de un acto inesperado.


Al igual que con muchas series que narran la vida de los niños en la escuela, era inevitable hacer comparaciones con nuestras propias experiencias, así que de la serie me llevaba los nombres para ver quien encarnaría al bully, al bromista, al callado, etc. 

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Esta serie, como pasó con La Isla del Tesoro, fue una experiencia de sólo una temporada, no recuerdo cuántos capítulos alcancé a ver y pronto salió del aire, quizá sin haber logrado cubrir sus 26 episodios.

Pero además de sus historias emotivas, otro momento memorable eran sus temas de entrada y salida. No sé si sea realmente particular de esas décadas, pero vaya que hacían un trabajo espectacular para dejarte satisfecho a la par que nostálgico con los temas que daban inicio y despedían a las series japonesas de entonces.

Cuore Monogatari o La Historia de Corazón, es un canto al ritmo de vals. Destaca además la voz del intérprete, que se dice que es la misma Rocío Prado (la voz de Enrico Bottini). Si es así, tantas décadas de considerárseles sólo como actores de doblaje representan un crimen que hay resarcir y una llamada de atención para la mediocridad que invade la profesión hoy en día.


Y luego, para acabar ya de plano con todo estoicismo, la serie te receta como salida la canción Shiroi Nikki, o Diario Blanco. Pocas veces una interpretación distinta a la original la supera en calidad, pero si de verdad es Rocío Prado quien canta la versión en español, es para declararla Tesoro Nacional.

Como dije antes, esta serie no se volvió a ver y supongo que fue menos exitosa que otras de la época. 

Sin embargo, hay una serie más que cubre una de las historias de CorazónMarco o De los Apeninos a los Andes. Yo no recuerdo esta serie, aunque al parecer sí se transmitió en México. De hecho, sólo me entero que existió porque es un referente recurrente en España, donde todo indica que fue muy popular y sí hizo parte del proyecto WMT.


En fin, yo creo que hay por ahí muchos contemporáneos que recordarán estas series y sentirán la misma punzada en el cuore al revivirlas.


martes, 4 de abril de 2023

1987: El Tesoro del Saber, de Silvia Roche

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Regresemos a uno de los creadores de contenido infantil más destacados en la historia de la TV: Silvia Roche. En esta ocasión me refiero a El Tesoro del Saber, que se transmitió en varios canales de la antigua Televisa, pero que me tocó ver en el canal cultural de México, Canal 9, allá por 1986-1987.

De acuerdo con el podcast Cartooneando con Lalo González, este programa ya estaba por ser lanzado desde 1982, pero fue hasta que Burbujas se dejó de trasmitir en 1984 que por fin vio la luz en la TV nacional. 

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Como encargo de Televisa a Silvia Roche, este programa infantil proponía una fórmula distinta a Odisea Burbujas, y pasábamos de ser testigos de las aventuras de la conocida Banda de los Burbujos, comandada por su cabecilla Profesor Memelovsky, a volvernos alumnos de Don Biblioteco, quien nos explicaba temas de ciencia, historia, lengua, y otras tantas cosas.

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Aquí la banda torturando a un pobre cristiano.

Al igual que con Burbujas, El Tesoro del Saber invitaba ya desde su tema musical homónimo, que al parecer ya había hecho parte de algún capítulo de Burbujas.

El segundo gancho al hígado lo daban las marionetas que interactuaban con Don Biblioteco y representaban la parte cómica de la serie. Y era un gancho para mí altamente efectivo por mi debilidad con respecto al animismo. Me resultaba un agasajo ver a un grupo de frutas, granos y animales de granja intercambiar pareceres con los actores principales.

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Y ese es justo el tercer elemento genial de esta serie: los actores. Pareciera que insisto mucho con esto cada vez que hablo de nostalgia, pero aunque podría pensarse que un programa infantil no exige mucha preparación ni compromiso, en los proyectos de Silvia Roche ambas cosas eran moneda corriente. Como Don Biblioteco estaba Armando de Pascual,

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Don Bibloteco y Pánfilo...

y su nieta y asistenta era interpretada por la actriz María Alicia Delgado. El trio se complementaba con el fabuloso Panfleto Poca Paja, quien fue interpretado primero por Ricardo de Pascual y luego por Carlos Ignacio.

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Marilú, la nieta asistente.

A otros miembros del reparto los reconocías por su voz, como al burrito Alfalfa y a la vaca Clarisa, interpretados por Rodrigo de la Mora (Patas Verdes) y por Aurora Alvarado (Mafafa Musguito). En el Tesoro del saber, los burbujos se volvieron actores de reparto, mientras que quienes lo fueron en Odisea Burbujas, se volvieron los principales.

Para mi mala suerte, cuando me enteré de El Tesoro del Saber, ya iba de salida y fueron pocos los programas que pude disfrutar. Pese a ello, y gracias a los afortunados que pudieron grabar algunos programas en su momento, puedo recordar la dinámica principal de la serie. Más o menos todo comenzaba con un conflicto provocado por el espantapájaros Panfleto, que era algo así como un flojo contumaz que se negaba a aprender nada. Luego Don Biblioteco elegía y explicaba un tema a lo largo de cada capítulo, asistido por su nieta Marilú.

A lo largo de cada programa se daban varias mini secciones que se grababan efectivamente en la memoria.

Las frutas cantando. Las frutas cantaban al ritmo de alguna canción popular una letra que aludía a lo que Don Biblioteco explicaba en cada capítulo.

La sección de la ortografía. Que consistía en explicar la palabra alrededor de la que giraba el tema del capítulo.

La palabra misteriosa es… En donde una persona vista sólo de hombros hacía abajo revelaba una palabra que ocurría constantemente en el desarrollo del capítulo.

El costalazo. No sé si era de cosa de cada capítulo, pero siempre era un momento memorable ver cómo tumbaban al espantapájaros de la ventana en donde se posaba a causar discordia.

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Después de salir del aire pasaron décadas de volver a saber algo de El Tesoro del Saber, pero la cancioncita siguió por ahí todo el tiempo. De pronto se encuentra uno cosas como que se había lanzado una revista, tal cual sucedió con Burbujas.

 

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Algunos de los actores atendían otros proyectos, como Anabel y No Empujen, aunque estoy seguro que alguno de ellos todavía habrá participado en el último éxito de Silvia Roche, el cual tiene reservado un espacio en este blog para más adelante.

Como dije, por mi costumbre de siempre llegar tarde, no habré visto ni una cuarta parte de los más de 200 capítulos que tuvo esta serie. 

Y sin embargo, fue lo suficiente para merecer un rescate del arcón de recuerdos ochenteros.

sábado, 11 de marzo de 2023

1980s-90s: Pepsi en la cultura de los 80s y 90s

Hablar de una marca de refrescos parece de entrada algo superfluo, pero la verdad es que la presencia de las poderosas corporaciones de la industria "alimentaria" va más allá de su lugar en el mercado. Algunas de estas marcas son parte, quizá más para mal que para bien,  de nuestra vida, y como tales, generan recuerdos que inevitablemente nos llevan de vuelta al pasado.

La Pepsi, que todavía alcancé a conocer como Pepsi-Cola, dejó una cauda de recuerdos en mi CPU por sus efectivas campañas publicitarias y las consecuentes andanzas de quienes nos quedábamos enganchados a ellas.

Quizá la historia comience con el comercial más antiguo que se me grabó, en donde el futuro Carlton (Alfonso Ribeiro) llega a una tienda por unos chescos y que se encuentra a Michael Jackson.

Estamos hablando de quizá el momento cúspide en la carrera de MJ y justo cuando las rolas del album Thriller (1982) dominaban la radio y hacian historia en el gusto de las masas. Escuchar la tonada de Billy Jean en un comercial de TV una y otra vez era una oportunidad de seguir disfrutando uno de los triunfos más celebrados de la historia de la música.


A lo largo de los ochenta y noventa otros famosos formaron parte del batallon de estrellas pop con que la Pepsi le daba una excelente batalla a la Droga-Cola. Quiza el primero del los que más recuerdo (después de MJ) sea Robert Palmer para la campaña Simply Irresistible, en donde Pespi lanzó un comercial al mismo estilo del video oficial del éxito de Palmer Simply Irresistible, de 1988. 

Honestamente creo que el video de la Pepsi, aunque corto, superó al original. 

No puedo asegurarlo, pero casi creo que esta campaña de Pepsi incluía material publicitario con arte pop que me encantaron pero que no logro encontrar en la red: es el dibujo del rostro de una mujer con gafas oscuras bebiendo Diet Pepsi con un popote. El estilo era simplista, blanco y negro con la excepción de los labios, que eran de un rojo intenso que hacía un fantástico contraste. 

Esto es lo más parecido a ese anuncio de la campaña.

Pues resulta que tanto los dos videos de Robert Palmer (Addicted to Love [1986] y Simply Irresistible [1988]), como luego la campaña Simply Irresistible de Pepsi, se basaban ampliamente en el estilo artístico de un tal Patrick Nagel, quien para más señas dibujó el cover del album Rio, de Duran Duran.

Patrick Nagel: Un arte muy ochentero.


Como ven una sola campaña de Pepsi ya involucraba a un par de genios del mundo artístico.

Después vinieron una serie de comerciales en los que las estrella invitada era Michael J. Fox, quien ya era ultra reconocido por la trilogía Volver al Futuro (1985-1990).  No recuerdo mucho de ellos más que eran más bien cómicos, y sí que me impresionaba fácil cuando algún famoso de pronto salía como el rostro de una marca. Una de las características de los comerciales de estas campañas era que contaban una historia, así que normalmente había una versión larga.



 

Es extraño que con los comerciales M J. Fox recuerdo también alguno en donde el invitado es un xenomorfo quien persigue a un par de chamacos noventeros. Claramente el recuerdo asociado a este campaña es la película Alien 3 (1992), en una época en que aún no tenía autonomía para salir al cine por mi cuenta.


Y el último comercial que me gusta recordar es el del famoso mosquito-Jagger de la campaña Generation Next. Ya rebasada la primera mitad de los 90, la animación 3D se apoderaba de los anuncios publicitarios, y en este, un mosquito chupa-sodas se transforma en Mick Jagger, o más bien, en la boca de Mick Jagger, para luego proceder a entonar Brown Sugar. Aunque en el comercial la estrella invitada es Ricky Martin, el mosquito se lleva las palmas.

No puedo decir que fue este comercial el que se encargó de ponerle más atención a The Rolling Stones, pero sí estoy seguro que me despertó un aprecio por su canción Brown Sugar.

De seguro recordaré algún otro comercial relevante, pero además de los comerciales, la Pepsi tuvo promociones bastante exitosas adquiriendo licencias de algunos de los personajes de caricatura más estimados de nuestra generación. Una de las que recuerdo más entrañablemente debe haber llegado en el cierre de los 80 e incios de los 90. La Pepsi incia la epoca de los vasos con  Snoopy. Esta campaña era particularmente atractiva porque las corcholatas de los refrescos de la compañía venían adornadas con los personajes de la popular historieta. 

¡Chidísimas corcholatas!

Si la corcholatas ya de por sí destacaban, qué puedo decir de los vasos: mi mero mole. 

 

¡Y los vasos otro tanto!

Y es que además el ánimo de conservar corcholatas y vasos se multiplicaba, ya que por esos días se transmitía por Canal 5 la serie El Show de Charlie Brown y Snoopy que nos tenía encantados a mis hermanos y a mí. Si bien la serie merece una entrada aparte, una de las asociaciones más inevitables al recordar la campaña de la Pepsi es la del excelente tema musical del programa, compuesto por Desirée Goyette.

Unos vasos similares conmemoraban el estreno de alguna de las películas de Batman de Tim Burton, aunque no estoy seguro si fue la primera o la segunda. 

 

Si algún recuerdo activan estos vasos es de toda la cultura pop que se desató con la fuera quizá la primera película de superhéroes que me tomé en serio: las canciones en inglés (y español) que se programaban en la radio y los videojuegos, por ejemplo.

 

De cuando me encerraba en las máquinitas.

Otro campaña con este modelo de vaso llegó con el tour Dangerous, de Michael Jackson, cuyo album homónimo, si bien no tan avasallador como Thriller, había dado pie a un par de excelentes videos musicales. Estos vasos, al igual que los de Batman, no son particularmente destacables, pero su iconografía nos remite a quizá el último gran album de Michael Jackson.

Cambiabas esto...

...por esto.

Después de estos vasos tradicionales llegó el reino de los Pepsilindros, que se volvieron simplemente parte de la vida cotidiana durante años. Ignoro cuáles fueron las primeras licencias con las que se adornaban estos vasos con tapa y popote (y tapa para el popote), pero entre ellas se estaban los Looney Toons y Los Picapiedra

De estas sí que no me acordaba...

 
...¡pero estos son INOLVIDABLES!

Yo creo que no existe nadie de nuestra generación que no haya tenido un Pespsilindro, pues los niños en la escuela y los adultos, en donde fuera que estuvieran, tenían a la mano sus bebidas en estos cacharros. 

Con ustedes, el porta pepsilindro.

De hecho, si no querías juntar las corcholatas para canjearlas por tus vasos o de plano no los encontrabas ya en las tiendas, sobraban puestos de tianguis donde se podían conseguir.

Y justamente termino con la cultura de juntar corcholatas hasta en la calle para canjearlas por el producto Pepsi de moda. El último empujón en el que caí redondo fueron las populares Pepsi Cards, que ya mencione an alguna entrada. 

Y cómo no recordar esas peregrinaciones en la que salía entusiasmado con los compas de la escuela a buscar tiendas donde todavía quedaran sobres. Los tenderos de aquellos entonces crearon una nueva regla: no cambiar sobres a los no clientes del barrio. 

En retrospectiva, la calidad no justificaba las peregrinaciones.

Esta entrada podría ser kilométricamente más larga, pero creo que se prueba el punto de que hasta los productos más dañinos para la salud nos regalan excusas para hablar de la vida en las décadas de los 80s y 90s.